Como presidenta de la Asociación Activos y Felices, me veo en la obligación moral de alzar la voz ante una realidad demoledora: la de los niños y niñas víctimas de acoso escolar. Cada titular, cada lágrima, cada silencio forzado es una herida abierta en el corazón de nuestra sociedad y un fracaso colectivo que no podemos seguir permitiendo.
El acoso escolar no es cosa de niños; es una forma de violencia sistemática y sostenida que deja secuelas psicológicas y emocionales permanentes. Está en juego la salud mental, el desarrollo y, en ocasiones, la vida de nuestros hijos. No es una simple riña, es un problema grave que exige una respuesta contundente, coordinada y urgente.
No podemos mirar hacia otro lado
Denunciamos la normalización, el silencio cómplice y la falta de recursos específicos que a menudo rodean estos casos.
- El silencio de la víctima es un grito de auxilio que a menudo no se escucha a tiempo.
- La inacción o el miedo de compañeros, profesores o familias perpetúa el ciclo de abuso.
Exigimos que se reconozca el acoso escolar como lo que es: una emergencia social y educativa.
Soluciones que debemos implementar juntos
La solución al acoso requiere un enfoque holístico que involucre a toda la comunidad. Proponemos las siguientes medidas urgentes y esenciales:
- Protocolos de actuación claros y sápido: No basta con tener un protocolo; debe ser conocido, fácil de activar, y garantizar una intervención inmediata por parte de los centros. La rapidez es vital para detener el daño.
- Formación obligatoria y continua para docentes: Los educadores deben ser equipados con herramientas para la detección temprana, la mediación no violenta y la gestión de conflictos en el aula.
- Refuerzo de la figura del Coordinador de Bienestar: Cada centro debe contar con un profesional dedicado, con tiempo y recursos para monitorizar el ambiente escolar y liderar las acciones preventivas y reactivas.
- Educación emocional desde edades tempranas: Es fundamental enseñar a nuestros niños a gestionar sus emociones, practicar la empatía y rechazar activamente la violencia. Debemos formar espectadores activos que no teman intervenir o pedir ayuda.
- Implicación de las familias: Se necesitan escuelas de padres y madres que aborden el tema. El entorno familiar es crucial para enseñar el respeto, la comunicación y los límites.
Desde la Asociación Activos y Felices, entendemos que la prevención es la herramienta más poderosa. Por ello, llevamos años dedicados a implementar programas de formación en colegios, buscando crear entornos educativos seguros y positivos.
Nuestra labor se centra en:
- Talleres de empatía y asertividad gracias al Simulador de Edad AyF: Ayudamos a los alumnos a ponerse en el lugar del otro y a defender sus derechos sin agredir.
- Formación a docentes: Capacitamos al profesorado con metodologías probadas para la gestión positiva de la convivencia.
- Cursos de ciberconvivencia: Abordamos el ciberacoso, una extensión del problema que requiere herramientas digitales específicas.
Creemos firmemente que, con la formación adecuada, cada colegio puede transformarse en una fortaleza contra el acoso.
Un llamamiento a la acción
El coste de la inacción es incalculable. Hacemos un llamamiento a las administraciones públicas, a los centros educativos, a las familias y a la sociedad en general: dejemos de ver el acoso escolar como una fatalidad y empecemos a verlo como un reto que podemos y debemos superar.
Desde Activos y Felices, renovamos nuestro compromiso: Seguiremos formando, seguiremos denunciando y seguiremos trabajando para que cada niño y niña pueda ir al colegio Activo y Feliz, libre de miedo y de dolor.
La Junta Directiva y Voluntarios de Activos y Felices
